Sobre mí

Lo que viví me llevó a acompañar a otros.

Durante años me sentí desconectada.

Había cumplido con lo que “había que hacer”: estudios, trabajo, metas.
Pero dentro de mí había ruido, cansancio y un vacío que no sabía explicar.

Empezaron los síntomas físicos.
Emociones que no sabía cómo gestionar.
Una sensación persistente de no estar viviendo mi vida.

EL RESULTADO

Esa ruptura fue el principio de otra cosa.

Empecé a buscar respuestas más allá de lo racional.
La biodescodificación me ayudó a ver el origen emocional de mis síntomas y bloqueos.
Me mostró cómo el cuerpo habla cuando lo vivido no encuentra salida.

Las plantas maestras me abrieron otra puerta.
No solo a lo sutil, sino a lo esencial:
Me permitieron mirar hacia dentro sin máscaras, sin distracciones, sin filtros.

Accedí a memorias, emociones y verdades que mi mente había silenciado.
Pude liberar capas muy profundas.
Donde la palabra no llegaba, el cuerpo sí.

Volví a la voz, al movimiento, al silencio.
Y ahí recuperé algo que había perdido: presencia.

Hoy vivo con más claridad, más calma y más coherencia.

Ya no me dejo arrastrar por lo que se espera de mí.
Sé parar cuando algo me agota.
Sé decir que no sin culpa.

Tomo decisiones con confianza,
no desde el miedo ni desde el deber,
sino desde lo que de verdad necesito.

Mi energía está más enfocada.
Ya no se me va en intentar encajar, demostrar o entenderlo todo.

Vuelvo a mí cuando me pierdo.
Me sostengo.
Y eso me permite sostener a otras.

EL INICIO

LA CRISIS y EL CAMBIO

Esta es mi historia.
No perfecta, pero real.
Y hoy es medicina que ofrezco con voz propia.